
Capítulo I
Limbo de hoja (Percepción)
Rizoma herbolario
Rizoma comestible, tubérculo sanador, yema axilar e interrumpida, epigeo brote conquistador de jengibre, lúpulo y cúrcuma medicinal. Rizoma incontrolable, inalcanzable, rebelde rizoma de venas de tallos subterráneos e ingobernables. También eres nutriente, órgano de reserva para las plantas y sostienes con tu amor horizontal los tallos perennes. No eres inmortal ya que mueres de vejez con el curso de los años; pero en verdad no mueres nunca, nuevos tallos inquietos brotan y siguen y se quiebran y siguen y los cortan y se doblen y siguen creciendo. Se aferran al suelo, ramificándose y creando esa red entrelazada de conexiones que los mantiene vivos y unidos. Rizoma difícil, no eres estático ni sistemático Tienes tantos puntos de vista y miras por todos los ojos la creación de la tierra.
La nieta del brujo
El pájaro austral canta debajo de la lluvia balanceándose en el árbol rezado y superviviente. Pica los limones y entona. Caen las semillas en la poza de agua que lava sus raíces; dedos rizomas: brotan flores cítricas que nadan. Llueve en el jardín del curandero. Don Manuel Antonio Lezana es sereno; sabe leer el idioma antiguo. El de la piedra. El tallado…
Oficio antiguo
Somos los cultivadores brujos, los de la marca en el cuerpo, nuestro oficio es la botánica de la sobrevivencia. Somos los gentiles, observamos la belleza en el micelio del auxilio. Vivimos muchas vidas: eres bienvenido a regar nuestras tierras.
Árbol brujo
Dormí en tu halo tardes de primavera, hice el amor con el destello del sol que penetraba tus hojas calientes. Subrayé mi nombre en la secreta elevación de tu mejilla. Es verdad tu belleza, es verdad al caer el agua en tu humedad y tu sudor de invierno. Comí cada hongo alucinógeno proveniente de tu mutación, me cobijé del sol neurálgico cuando mi piel ardía, descansé mis huesos sudorosos en tu sombra, canté el nacimiento de pájaros en nidos de pelo lobo. Aprendí el nuevo idioma de lo recóndito, de las profundidades, de lo mas sublime de las estrellas…
Recorrer los textos de Árbol brujo es aceptar el curso de un río; flotar sobre aguas que cambian de velocidad sin advertencia. Adentrarse en sus palabras significa estar dispuesto a habitar el micelio de la autora, recorrer sus hebras y vivir en sus espacios. Buscar nuevas entradas y salidas, pues como dice Victoria Riquelme: «nunca ha de cerrarse ningún camino». Un rizoma de lenguaje feroz y sensual será lo que encontrarán en estas páginas.
Leonel Huerta / Chile/ 2024


